Mónica Zalaquett

Especialista en Prevención de la Violencia, desarrollo personal y fortalecimiento de las relaciones familiares.

Cuento con más de dos décadas de experiencia en la atención a miles de personas y grupos,  de las cuales surge mi compromiso de compartir  el valioso conocimiento adquirido con quienes lo necesiten para mejorar su calidad de vida y sus relaciones,  o quienes deseen educar y apoyar a otros a mejorarlas.

Mi experiencia

Autora de una metodología utilizada en diversos países para fortalecer  las relaciones familiares.

Autora de diversos materiales didácticos y audiovisuales sobre la prevención de la violencia intrafamiliar.

Facilitadora de centenares de talleres, capacitaciones y conferencias a millares de personas en diversos países.

Experta en mediación y resolución de conflictos en el seno de la familia, comunidades e instituciones.

«A mi esposo lo conocí cuando tenía 14 años y tuvimos dos hijos, una niña de siete y un niño de dos años. Al inicio de nuestra relación él andaba en violencia y en drogas, era machista, violento y me pegaba cada vez que se drogaba.

Con los cambios que he tenido después de estas capacitaciones, me siento una mujer nueva y libre, me siento una mejor madre, esposa e hija. He sabido recapacitar y seguir adelante. Mi matrimonio ha cambiado porque ahora si yo lavo ropa él cocina, baña a los niños o deja a la niña en el colegio. Nos apoyamos el uno al otro y nos tenemos más amor y más respeto. Sí existen los cambios en la vida porque querer es poder, y sí podemos llegar a tener una buena familia.«

Martha, 23 años

«Mi infancia no fue tan bonita. A los 2 años mi madre me dejó con mi padre, pero como él consumía bastante licor y no nos podía mantener el Ministerio de la Familia nos ingresó a mí y a mis cuatro hermanos a un centro reformatorio en la Isla de Ometepe.
Con estas herramientas aprendí a controlar mi carácter violento y a perdonar, porque yo de palabra le había dicho a mi padre que lo perdonaba, pero en mi corazón sentía mucho rencor hacia él.

Lo más importante de todo es que aprendí a dejar de ser cruel conmigo mismo, porque a eso nos lleva el machismo. Yo antes creía que ser hombre era faltarle el respeto a los demás, sentirme más que los otros jóvenes, ofender a las mujeres en las calles y no sentir dignidad  por uno mismo.»

Alexander, 21 años

«Cuando tenía 5 años mi papá murió de cirrosis porque tomaba mucho y usaba drogas. Era un hombre violento que le pegaba casi a diario a mi madre y lo peor de todo es que también la violaba delante de los cinco hijos. Nosotros nos quedábamos paralizados y aunque ella gritaba, mi abuela no la defendía sino que más bien le metía cuentos a mi papá para que la golpeara.


Asistí a varios talleres y pude comprender que mi madre había preferido a mi padrastro por todo lo que ella misma había pasado. Entonces pudimos platicar y ella me pidió perdón. Ahora estamos muy relacionadas, pegadas diría yo, porque está pendiente de mí y de mi embarazo, a pesar de que es una mujer discapacitada.
También pude perdonar a mi padre, porque aunque lo quería bastante me pesaban mucho los recuerdos feos de los abusos a mi madre. Comprendí que él había aprendido ese machismo de mi abuelo, que le hacía a su madre lo mismo que él le hacía a la mía. Durante los talleres también me enseñaron a tratar a los hijos con amor si queremos tener una familia unida y sin violencia.»

Graciela, 26 años